¿Si no eres tú, quien?


Todo cambio, toda mejora, toda capacidad inicia en uno mismo.

En el país del nunca jamás las personas se pasan la vida pensando en que un ser, humano o divino, alado o con una espada en la mano, llegará a resolverles sus problemas. Un príncipe azul, un ángel, un antepasado. Quizá un fenómeno pudiera cambiar el curso de las cosas, evitan confrontar su vida esperando que prodigiosamente se desate una guerra, una plaga, venga un nuevo presidente, algún fenómeno que sea capaz de hacer el trabajo que les corresponde. “Hay que conformarse, así me toco vivir, es mi mala suerte, alguna pena he de estar pagando, mis padres tienen la culpa, este vicio que no me deja, nadie me comprende, la culpa la tiene el PRI”, son algunas frases famosas entre los nuncajamasinos.

Mientras tanto ellos solo viven en esa esperanza ilusoria, divagando entre las horas, solo pasando el tiempo, programados a no sentir, como máquinas, pensando en que mañana será un mejor día, ya merito. Envidian a los habitantes del país del sí se puede, los sisepuedinos esbozan siempre una linda sonrisa y cuando no, son optimistas en cuanto a lo que puede suceder ¿será que han descubierto a su ángel de la guarda, se preguntan los nuncajamasinos?

Los sisepuedinos son más evolucionados, han descubierto que el ser humano tiene capacidades extraordinarias y que ellas se desarrollan en la mente. Dentro de sus grandes descubrimientos está la libertad-responsabilidad, cada sisepuedino tiene la libertad de dedicarse a lo que más le guste siempre y cuando no perjudique a otro, antes bién le beneficie a sí mismo, esta premisa les ha llevado al secreto de la felicidad.

Pero hay un rito sisepuedino que es la clave de todo, el bautizo. Al mes que el sisepuedino ha nacido este es llevado a la pila bautismal donde, a a diferencia de los nuncajamacinos que llevan al niño a que un ser para ellos semi-divino intermediario entre ellos y su dios le ponga agua en la cabeza, ellos avientan al infante a la pila, mientras todos gritan ¿Si no eres tú, quien?, pareciera que se ahoga, pero en un instante el niño recuerda que el es capaz de nadar y valerse por si solo para enfrentar el problema y subir a la superficie, recordando el fenómeno de transición de estar en el vientre de su madre a emerger a la humanidad. Es en ese momento que queda grabada en la mente del sisepuedino que tiene una valentía implícita a su mismo ser, que el puede enfrentar los retos de la vida si lo decide por él mismo, si se motiva a si mismo, y se cree capas.

Hay muchas historias de éxito entre los sisepuedinos la libertad-respeto es su guía hacia el progreso. El bautismo se celebra siempre con alegría y con la seguridad de que el pequeño aprende que si no es él, nadie podrá iniciar los cambios que necesita para ser feliz, el respeto no se los permite, no les gusta robar a otros el gozo que da el sabor de la propia capacidad de decidir, de actuar y vivir plenamente.

Quizá algún día los nuncajamasinos puedan despertar y entender que es hoy el mejor día para comenzar a cambiar, para sentirse mejor e impactar su entorno. ¿Si no eres tú, quien?

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